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lunes, 27 de junio de 2011

I can open you eyes, take you wonder by wonder.

Este post va dedicado al cast, crew and accesories de Aladdin 2011. Un ejemplo más de la única razón por la cual el colegio vale la pena: el play.

I can show you the world, shinning shimmering splendid. 
Tell me princess, now when did you last let your heart ..... 

STOP 
RIGHT 
THERE. 

¡¡¡¡Sí, tú!!!! 

Te estoy hablando a ti chibola de 6 años. Si no lo haces ahora, eventually it will be too late. Don't hesitate. Agarra el control de la tele y cambia a "Mujer, casos de la vida real" en Canal 4 o POR ÚLTIMO "Luz Clarita" en el 2. Porque cualquiera de esas dos, y no te vayas a Laura Bozzo porque sus panelistas lloriqueras son pagadas por Vlady, tienen más contendio de realidad que los genios, lámparas maravillosas y alfombras voladoras que ya corrompiste tu mente con. Y hablando de corrupción, y de Vlady for that matter, aquí les va la mejor de todas mis anécdotas de mi invencible familia: Ever since la época de Montesinos, mi mamá no podía ni pronunciar el nombre de he-who-shall-not-be-named. Era lo más similar que yo he visto a un extracto de Harry Potter, adecuado al Perú en el año 2000. Instead, she would press her lips, bring out all her language knowledge a la luz para pronunciar la marca de tortas 'Vladys' con acento gringo; como si así lo apartase del parecido que tenía la marca al corrupto que huyó en velero a Panamá.  "El pionono lo vamos a comprar en Vleidis" ¡Porfavor! ¿Que culpa habrá tenido nuestro tortero Vlady de que el otro Vlady decida largarse con profits de algo más que una que otra venta de  manjares, depositados en un swiss bank account, cómo todo buen corrupto por excelencia? Mi mamá americanizó al pobre pastelero y lo condenó a una infame vida defendiendo su nacionalidad y a tener que soportar las risas de mis demás familiares cuando mi mamá insistía en separarlo del continente. Recálquese, "Vleidis," don't try this at home.

Y si eso les pareció gracioso, no nos desvirtuemos del tema y así de repente no sólo te ríes sino  que también piensas un poco. Me tomé la libertad de empezar con los lyrics de la escena más emblemática de la idealización del romance auspiciado principalmente por Disney en todas sus películas, cuentos para colorear, láminas de stickers y demás merchandising autorizado tanto en la cajita feliz de Mc Donalds (que de 'feliz' la verdad no se que tiene, porque con ese zapato quemado que venden de hamburguesa y esa ineficiente cantidad de papas no sólo jamás me llenaría, sino, que terminaría in a relationship con la tapa de mi water y el piso del baño, y ya casi estamos en julio así que hace su frío) para enseñarles un punto que vengo maquineando hace como 5 lunes seguidos en mis regresos de mi eficiente y -cero socialista whatsoevah- universidad.

Ver mucho Disney nos hizo mal. No por las películas de Disney en sí, porque estaba tiernas y bien hechas para su época; ni por la percepción que nos dieran del amor en sí, aunque supongo que esto si estaba bien equivocado to say the least. El problema crucial y TRASCENDENTAL por si pensaron que este post iba a yacer despojado de mi palabra por excelencia, no se la copien, es que nos hicieron creer que todas íbamos a recibir un príncipe azul. Las madres se preocupan por el trago, la droga, Juanito, la Huaka, los tonos en plena carretera y nunca se dieron cuenta del TREMENDO impacto que el castillito con la estrellita que le vuela encima, acompañado del clásico soundrack, iba a tener en la mente de su inocente criatura con dos colitas y pañal Huggies. Bueno, yo se que empecé el cuento con una chibola de 6 años, así que, nota al pie de página, don't try wearing un pañal a los 6 años at home either, just to be clear.

I can open your eyes, take you wonder by wonder. 

Sí claro, porque el WONDER que te vas a llevar cuando a los 15 años te des cuenta de que el príncipe azul que esperas no va a venir en su caballo blanco a salvarte de esa manzana. ¡Y menos hijita en una alfombra mágica pues! Y, en caso de que lo haga, y acá esta la verdad de la milanesa, ¿Qué te hace pensar a ti que te lo mereces? Y es que, el mayor error de todas las películas de Disney es darle la oportunidad a cualquiera de ser princesa, por lo mismo de que todo ese merchandising hacía posible que después de un trip a Ripley ya te creas Ariel, princesa de los siete mares. I know I did, although flippin' my fins I didn't get to far.  Las mujeres esperamos príncipes cuando algunas no se comportan como princesas. Y este es el núcleo de todo el problema. ¿Cuantas veces hemos escuchado a amigas quejándose porque son tratadas mal por el sexo enemigo? Desdobladas de dolor, con Kleenex en mano, fiel celular en el otro y pies en el teclado mandandando inbox (porque si no cuentas tu drama es como sno hubiera pasado) como sí ellas nunca le hubieran roto al corazón o se hubieran portado mal con unpata, to say the least. Entonces maybe we should not blame Disney, we should rather blame ourselves.

¡Mamita, compórtate pues! ¡Ya es hora de que dejes esos taparrabos metidos con calzador! Péinate porque no te ves más "wich" por estar despeinada, y menos, por andar por todos los tonos luciendo tus piernas como si fueras una cabaretera de Hooters. Y yo se que Hooters no es un cabaret pero es lo único que le falta. Enough is enough. Don't sweat it por ahora, medítalo con la almohada. Pero en serio si lo que buscas es a Eric, the least you could do it be Ariel. Again, don't try this at home. No quiero que nadie se me ahogue en busca de gadgets and ghyzmos. Y si no te provoca,  y ya te diste cuenta de que acá viene ese turning point que me caracteriza, abre los ojos y asume que cómo no EXISTE such thing as en Eric out there, tampoco existe la capacidad de lograr ser Ariel. Ambos, son invenciones ficticias diseñadas para colaborar con la parte del cerebro que ve los deseos, y que, se ve satisfied cuando te sientes un poquito más close a esa pareja. Again, a bunch of neurological bullshit que me acabo de inventar, ¿aunque sentido tiene no? Oh yes indeed!

Entonces, repasando, no existen los príncipes. No trates de ser princesa, porque tampoco existen. En otras palabras, con la excepción de las canciones de The Beatles, la palabra perfección no existe bajo ninguna categoría, and you better learn how to live it, love it and learn from it.
Ah, y perdón por la sequía.

Los quiere su siempre tierna
-M

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