Este post va dedicado al queso, al vino y las priceless evenings.
Tu casa se mantenía dormida pero tú te levantabas a las seis de la mañana. No tenías más sueño, te habías ido a dormir el día anterior a las 9, máximo, después de que te habían leído un cuento bonito. A mí me leían “el Osezno Febezno,” but that’s just my over-the-top-original mother, a ti seguro te leían “La Caperucita Roja” o alguno de esos all-time classics que no hizo nada por tus neuronas mas que enseñarte que tenías que mantenerte alejado de los lobos, y las lobas for that matter.
Te levantabas y lo único que querías era ver la tele. Ponías volumen 7, en esa época no había ni decodificador ni Facebook. Old, simple times. El canal 23 te mostraba a Franklin la tortuga mientras le insinuabas a la chica que trabaja en tu casa que ya era hora de subirte tu leche con Milo, pan con mantequilla y, si te habías portado bien, un poco de marshmellows en la leche. De la palabra fruta no sabías ni la F, y de Fitness, tampoco déjame decirte. Ay amiga, reitero, good times those. Llegaba el momento en el que era hora de levantar a tus papás, sin reparos, te metías entre sus cuerpos cual serpiente escurridiza de película de Harry Potter, sólo que tú, last-time I checked, no hablabas Parsel tongue, por el bien de tus padres y de su estabilidad emocional. En fino y útil castellano, o spanglish si eres de mi calaña, mandabas un grito que le llegó al mono que se fue en el último cohete a la Luna, el fin pasado. Tus papás habían entendido el mensaje, pero, they pulled the old and dirty trick “que invite a una amiga.”
El “que invite a una amiga” es más viejo y trascendente que los calzones con bobos, la quinta pata del gato, la vista gorda y todos esos old tricks que hacen que nuestra sociedad sea todo menos aburrida. Llegaba el momento en el cual, 11 de la mañana EN PUNTO después de haberla llamado a su teléfono fijo, se aparecía tu “MEJOR AMIGA MAMI, TE JURO QUE ES LA ÚNICA” en la puerta de tu casa. Hasta tocaba el timbre, no cómo ahora que la gente somehow ha decidido que el concepto de timbre no existe. No entiendo, si no quieres disturb a la casa entonces no te apareces. Esa alertilla antipática que choca con whatever you’re doing at the moment, siempre me ha desesperado. Toca el timbre nomás hijita, alguien te va a abrir. Pero a ese tema le podría dedicar un post entero así que no nos desvirtuemos de the heart of the matter. A las 4 horas, después de un par de nuggetts engreídos y “¿quieres chicha o limonada?” porque que muera en la hoguera la casa que sólo te servía agua en el almuerzo. “No me gusta el agua,” otro de esos dirty tricks. Pero no, fuera de bromas, yo mido la eficiencia de un household por la presencia, o ausencia, de la limonada heladita en la refri. Los households donde, el home-economics is well taken care of, SIEMPRE tienen limonada en la refri, y te puedo dar contundentes ejemplos pero no quiero que vaya a secuestrar a mis tías. Come on, its not their fault they’re so goddamn organized.
Bueno, esa “mejor amiga, mami,” a las 4 horas era la bruja de Hansel y Gretell al haber OSADO desordenar tus Barbies. Porque yo no se cómo, ustedes compatriotas del sexo opuesto, se las ingeniaban para pasar ratos de diversión con gente de su edad. Indefensamente supongo, que tendrá algo que ver con el deporte este que consiste en, cómo dijo alguien sabio alguna vez, 22 huevones corriendo detrás de una pelota. No me hagas que me acuerde quién lo dijo ahora porque el Alzhaimers está escallating así que, let’s not push it friend. Porfa.
“Decía que ella era la chica más bonita de toda la ciudad, y que Ken se moría por ella. ¿Ya?”
“Ya, pero decía que ella era su hermana y también era demasiado bonita. ¿Ya?”
“Y Ken se moría por las dos.”
“Ya, decía que ella era la mamá y que tenía un amante.”
“¡¡¡Yaaaa!!!”
Sinceramente yo no se cuantos capítulos de series feministas como “Mujeres, casos de la vida real” habremos visto a los 9, 10 y 11 años cortesía de la programación absolutamente polluted de canales cómo América Televisión, pero, lo único que te puedo decir es que no tengo la más remota idea de donde teníamos tanta creatividad para tejer los plots más enredados, sino era por noveluchas como éstas. Ken siempre quería con todas, y más con la más bonita. Esa que te regaló tu madrina la Navidad pasada y que, por educada y chica de su casa que eras (y eres, I’m hoping) se tuvo que coger la invitada porque le diste a elegir primero. Secretamente se cagó y ya sabías que nunca más la ibas a invitar a tu casa. Y nada de nuggetts tampoco, for that matter, si venía le dabas el anticristo, o sea, puré de espinaca, que sufra.
Finalmente la historia se desencadenaba cuando, a la estúpida de tu “mejor amiga, Mami,” la venían a recoger antes de que pudieras ni siquiera regresar una Barbie al estante. No habían comenzado ni la O de ordenar, y tú, te tenías que zampar todo el chancho sola, como comprenderás, terminabas más desesperada que cuando te sale el letrerito de Megavideo diciéndote que YOU HAVE ALREADY WATCHED 72 MINUTES y que basicamente o te cortas las pelotas, o pagas el servicio Premium. El diluvio universal caía de tus dos mejillas cuando ibas alrededor de tu casa buscando que alguien te ayude a contener el desorden capaz de sepultar al pueblo de Yungay, y a la lejana Pompeya, todo de una. Algunas veces, la historia ni siquiera había empezado a desarrollarse cuando tocaban el molesto timbre para llevarse a tu compañera hacia la cual tuviste, alrededor del día, sentimientos absolutamente bipolares. Terminabas más indignada que cuando tu mamá se enteró que la Barbie embarazada era Skipper, osea, la chibola de 18 con hijo al hombro. “Y después se quejan de teenage pregnancies, así cualquiera pues,” decía. ¿Para eso sí tocan el timbre, no?
Carajo.
Hijita no se dicen lisuras en mi casa.
Xoxo
Tu Madre.
Un blog hecho para las personas que pierden su tiempo surfeando por la web como si estuviera llena de tsunamis; viendo la diversión en las cosas simples de la vida. Por eso, les dejo un montón de trivialidades escritas en spanglish, para que procrastineen eficientemente, por más de que esto sea un oxymoron. Así que, a burlarnos de nosotros, de los otros, de todos. Esto es, un análisis eficiente sobre asuntos absolutamente trascendentales, y by the way, estoy siendo sarcástica.
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