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viernes, 8 de abril de 2011

La Wafflera de la Vida

Levante la mano quién ha ido a un colegio de mujeres. Mejor dicho, levanténse el jean. Yo sé que te mueres de calor, dale.

Los colegios de mujeres nos han acostumbrado a vivir entre mujeres, como si el mundo mixto sólo existiera los fines de semana y el jamón y el queso vivieran separados en dos refrigeradoras diferentes hasta el viernes en la noche and so on. El jamón, apodo que le vamos a poner a las mujeres, pasa sus días de semana entre faldas y medias largas hasta la rodilla, a veces pantys, chompas grandes y moños desaliñados. Sí, moños desaliñados. ¿Qué te pasa, nunca has visto a una mujer despeinada? ¿Qué crees, que tenemos una sucursal de Roberto en el sótano de nuestras casas?

Cabe recalcar la trascendencia de Roberto, esta vez si voy a ser gentil contigo amigo del sexo opuesto, o cómo te debería llamar ahora “queso,” en vista de que nosotras somos el jamón y formamos un mixto pleno en la wafflera de la vida. By the way, alucinen que en Mexico vi waffleras de Bob Esponja, sí, el ídolo casa medusas con risa desesperante, presente en tu every-day breakfast. En fin, Roberto es una de esas peluquerías ubicada en Conquistadores, que le sacan vuelta y media a lo que sea que signifique exactamente la palabra “eficiencia” en el diccionario de la Real Academia Española, o la RAE como dice mi amiga el pigmeo. Roberto es el paraíso de la ejecutiva apurada, de la frívola en desesperación y de la abuela ahorrativa. Por poco más de 20 soles, un arsenal de peluqueros perfectamente entrenados en su craft atacan tu rebelde cabellera y te dejan lista para firmar un negocio, conquistar a ese chico que te mueve el piso o simplemente dar una vuelta por el Parque Domodossola con tus tres perros y cuatro gatos sin aliento. ¿Por qué son tan eficientes? ¿A quién se le habrá ocurrido aplicar la teoría económica de division of labour al pelo? No lo sé, pero he also deserves a clap. Al igual que el inventor de las cortinas y el gringo que dejó la universidad para cambiar el mundo con dos letras, P y C. Un aplauso para Roberto y todas las veces que nos ha sacado de apuros.

Volviendo al tema de los colegios de mujeres y su efecto en nuestra psiquis. Para las que ya salieron del paraíso de la feminidad y ahora se encuentran en casas de estudios superiores, y no me refiero a los estudios superiores que necesitas para sacar brevete en este país porque déjenme decirles que si esos estudios fueran superiores for real, no habrían tantos choferes de inteligencias inferiores manejando por Lima. Alguna, quizás, la está pasando mal? Ya pues amiga, no te hagas la ranger, yo se que tú llevas base en tu cartera, que conectas tu plancha en el baño de la universidad y que elijes tu ropa un día antes. ¡Y lo que te cuesta elejirla un día antes! Porque déjame decirte que con este clima de truenos y tsunamis, ya nunca sabes que vas a ver en le ventana al día siguiente, y dos horas después de eso. ¿Qué pasó con los moños desaliñados y el rimel corrido después de una noche de parranda en el centro comercial que se va a caer cuando el terremoto esperado por los Shamanes aceche Lima? Pasó el queso pues!!!!!!!! Mamá decidió ahorrar, vendió la segunda refrigeradora, y puso al queso y al jamón en la misma. Y no sólo en la misma, por supuesto que no. Los puso en el compartimiento ese que, por lo menos en mi casa no se si en la tuya, está un poquito más arriba que el de la fruta y un poco más abajo que las pociones de la química. Ese compartimiento que representa, lo que ahora es para nosotros, la vida mixta en la universidad.

Una vida que, a nosotras las que crecimos en el paraíso de las piernas peludas, con la excepción del bimestre de natación y eso que a las más rangers hasta ese nos resbalaba,  y los colets de colorinches, nos resulta un poco difícil de canalizar, todavía. Yo se que sooner or later, estaremos tan entrenadas a vernos decentes como las que crecieron con hombres toda su vida. Por ahora, todavía nos resulta difícil que los 3 minutos con 45 segundos que antes representaba quitarte la piyama para ponerte el uniforme, coger un colet, salpicarle agua a tus ojos y grab a bite of bread de desayuno se haya convertido en un equivalente a la Odisea, Iliada o cualquiera de esos cuentos épicos de griegos churros que según el profesor de Filosofía, Hollywood ha tergiversado por completo.

En fin, suerte a todas. Y a ti que todavía gozas de la libertad de vivir entre mujeres los días de semana, ándate acostumbrando que ese pelo enredado va a tener que desenredarse algún día, y tampoco hay sucursal de Roberto en el sótano de la universidad, te aviso.

That’s all folks
Xoxo

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