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miércoles, 6 de abril de 2011

Community, Identity, Stability.....

Cuando sea grande, quiero diseñar una cartera. Pero quiero que sea una cartera simple, portable, cómoda y a la vez elegante. Quiero que exista en todos los colores para que vaya con toda tu ropa, y principalmente en morado y palorosa, para que vaya con toda MI ropa (no te hagas la sapa no todo es para ti). Quiero que exista en negro para la gente demasiado classy, (en ves de LBD, LBP y si no saben que significan estas siglas forget it que vas a poder sobrevivir en este mundo) en azul para que vaya con todo y en naranja para las loquitas neón. Quiero que no tenga más que un bolsillo y que no te pese como armazón. Quiero, que existan en todos los tamaños, para poder meter desde sólo tu celular hasta tus outfits completos de fin de semana a la playa. Quiero, además, que todo el mundo las use y las publicite, que se vuelva el “fad” más “fad” y que después se des-fadee para que se vuelva un estilo y ya no una simple moda. Quiero, que trascendienda las generaciones y que las usen tías arrugadas, las tías botox, las tías tennis las lleven al camerín, las jóvenes trabajadoras y las chibolas agrandadas por igual. Quiero, que después de su boom, existan neceseres, que los hombres se lo pidan a sus esposas por Navidad, que me pidan en colores varoniles como khaki and whatever. Quiero que sea lo más “in” de esta y todas las temporadas, y sobre todas pero TODAS las cosas: que llegue un momento en que se agoten y el último ejemplar de mi magnífica cartera se exhiba en el V&A Museum en Londres, o en Somerset House si es que el V&A ya esta lleno de todas mis otras prendas, o alguna exposición egipcia demasiado cultural e imperdible.

¡Levante la mano quién tiene una Longchamp!

Tal cómo lo hizo la mademoiselle que vivía en 31 rue de Cambon, John Cadbury en un pedido para la reina y el gringo que se quitó de la universidad para dominar el mundo con  sólo dos letras, P y C, Mr.Longchamp, Monsieur Longchamp, Madame Longchamp or whatever his/her name is, superó todas las barreras de la individualidad para crear el concepto de producto más uniformisante que hay. Y eso que ni siquiera se si esa palabra en verdad existe. Para los que han leído "Brave New World" del temible Huxley, sabrán a lo que me refiero con "deshumanización," y los que no, pueden seguir viendo Two and a Half Men como todas las demás tardes de tu inculta vida, chibolo precoz.  Bueno, pero ahora, let’s get down to business: ¿En qué estaba pensando Monsieur Longchamp a la hora de unir dos tripas de cuero con un plástico bien teñido? Definitivamente NO en el rotundo éxito que son ahora. La gente las engríe como si fueran la clásica Barbie de colección que escondías cuando tu amiga "que no las trata bien, Mami" venía a tu casa a jugar y se pasea con ellas por doquier. En fin, el fenómeno de las Longchamp son sólo el tip de un iceberg mucho más contundente que la sociedad peruana constantemente se topa con. No entiendo cómo todavía no nos partimos en dos y tenemos a Kate Blanchett cantando "My heart will go on" en el deck del barco. "My purse will go on," eso sí debe estar cantando Monsieur Longchamp ahorita, no cabe duda.







El 4 de diciembre es mi santo, FYI.
La necesidad de la mujer peruana de sentirse bien vestida sin transgredir los códigos imaginarios de conducta y estilo que existen es la cosa más alucinante del mundo. Si no te mantienes en estos parámetros, eres, o una sucia, o una bohemia del mal que pertenece en Tambopata junto con el Churachaqui y todos sus amigos. Hace 2 años a nadie se le hubiera ocurrido usar las zapatillitas Victoria, o Keds, porque eran, "de empleada." Hoy en día, Urban Outfitters las vende a $40 el par y tú estás más emocionada que yo cuando las vi en la vitrina. Pero metámonos más adentro del tema. ¿A todo el mundo le gusta el café? I don't think so. Entonces, ¿Por qué Starbucks anda tan plagado que es un imán para los ladrones más frescos de todo Lima? Roban en San Isidro con supuestas cámaras de vigilancia y le abren el cráneo el tierno del Valet Parking que probablemente sólo estaba pidiéndoles si querían que cuadre "su vehículo, señor." Starbucks vende, más que un café, un estilo de vida, y un concepto de persona. A mí, me hace acordar a Anne Hathaway corriendo llevándole los cafés a Miranda en una de esas escenas de "The Devil Wears Prada" que están imprinted en mi memoria mismo Jacob Black con la tierna Renesmee.

http://www.longchamp.com/fr/sacs-besace-femme-14.html

Mamita, te explico una cosita. Increase in supply, decrease in value. Así de simple y sencillo. Entonces, si de verdad te crees la siguiente Anna Wintour, chapa la barra de Search de tu Mozilla e investiga, que "Le Pliage" y las adorables mochilitas no son el único modelo que existe. Own it girl, o mejor dicho "make it work."

That's all folks.
Xoxo

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