Tiempo de cambio,
de lluvia, de sol.
Tiempo de jugar pinpón.
Marcos era el pavo que terminaba siendo amado. Marizza Pía y sus cambios de look Spirito, con lo dudoso que fue descubrir quién finalmente era su papá, conquistó al papasito de los ojos azules más bonitos de todo Buenos Aires. Mía, siendo muy difícil ser ella, convirtió a cada chica en su proyecto más preciado, todo para simplemente sucumbir ante los ojos de Manuel, que sólo quería hacerle daño para vengar la muerte de su padre por, 'ese tal Colucci,' ¿or should I say, Culocci? Cómo decía Sonia Rey. Tantas memorias frente al televisor o haciendo cola en el cine para el estreno de la película que te regalaron entradas porque persuadiste al tío buena gente del grupo que las lleve al concierto a todas. Tenías tus brackets y tus lentes pero igual pensabas que you stood a shot con Tomás, a menos de que Guido y su familia de carniceros te cautive antes. No te preocupes, sólo estoy siendo sarcástica. Cualquier cosa papito, nos vamos a una isla desierta en Acapulco y ahí resolvemos todos nuestros problemas. En fin, no hay ninguno de los temas de esta novela que haya escapado nuestro radar. Definitivamente condicionando quiénes somos ahora cómo mujeres, y quiénes fuimos en nuestra thriller etapa de púberes sin autoestima.
La pubertad de la 'Rebelde Way' generation, cómo me gusta decirle a mi, fue una etapa llena de cambios. Se te esponja el pelo, se te anchan las caderas y te salen granos. Te da mal humor, te ponen brackets y te salen granos. Te peleas con tu mamá, empiezas a salir y te salen granos. Básicamente, aparte de la relación on and off de Mia y Manuel, lo único en lo que pensábamos en esa época era en que te salían granos. Ah, y no te olvides de los granos. Y fácil de coleccionar el album de figuritas de Rebelde Way, pero cuidado que con esa gomita te rascas la cara y pof, te salen granos. De nuevo. No por nada, en ese creativo juego que alguien decidió crear, llamado 'Sólo entre chicas' en el idioma de la RAE y 'Girl Talk' en my personal favourite language, foto adjunta al lado de este párrafo para las que el Alzhaimer has already started to kick in, tenía cómo castigo "¡Oh, tienes una marca de acné!" Y para las que no se acuerdan del comercial, simplemente no frecuentaste suficiente Nickelodeon my dear friend. Porque claro, Nickelodeon, y sus series con personas reales, eran el paso perfecto de la niñez a la pubertad. Algunas adelantadas de las adelantadas ya veíamos algunas novelas, cómo El Clon, o de repente hasta algo de Sony a escondidas de tus papás. Pero Nickelodeon definitivamente era, gracias a la soda de naranja, el ingrediente común en todas nosotras.
En estas series de Nickelodeon, y Disney Channel, cuando se volvió apto para la toda la prole porque there was no way que mis roñosos padres iban a pagar más al mes sólo para que yo pudiera aprender de las traversuras de Lizzie McGuire y sus ganchitos de pelo, aprendimos everything there was to know about what being a teenager was all about. Hoy en día, unos sanos y felices 4 años después, sin citas recurrentes al dermatólogo y mitos urbanos que señalaban que si comías chocolate o mantequilla no pasaba nada, todavía nos seguimos reuniendo a jugar 'Solo entre Chicas.' La única diferencia es que, ahora, el tablero color cholo pink y la odiosa ruleta ineficiente se han reemplazado por 5 healthy ensaladas de la healthy y ruidosa San Antonio de la 1pm, mesa de la izquierda, redonda, al fondo.
Y es que, conversar entre mujeres, rajar entre mujeres, chismear entre mujeres, merezca castigo de bailar 'La Macarena' al medio del círculo o no, sigue siendo nuestro deporte favorito por excelencia. Ejercitamos la lengua y las manos en simultáneo, y nunca falta la tierna a la que le tienes que explicar el chiste. Antes era la regla, y el misterio que la misma desencantaba, mística que el team de psicólogas del colegio se encargaron de destruir, y que ahora ha pasado a chismes muchísimo más trascendentales. Siempre hay la que nunca logró la liberación higiénica del Tampax. O la que todavía sigue comprando 'Kotex Teens' como la tierna de 13 años que tenía que correr a la "Bodeguita de Palmas" cada vez que llegaba la de 30 centímetros. Y si no la captaste seguro que tampoco vas a captar que se llama Andrés, el que te visita cada vez.
Luego, los temas fueron escalando, cada uno en relevancia con lo que se vive hoy en día en este sociedad de damas de su supuesta casa con mantel de seda y servilletas de tela en las faldas. Pastillas anticonceptivas, visitas al ginecólogo, y, ya sea en la salita de sillones fucsia de lo que alguna vez fue, nuestro dulce y decorado Common Room, o en algún restaurante de buen vivir, que cualquier tema puede surgir. Y es que, cuando estás con ellas que las cuentas con los dedos de la mano, ningún tema es lo suficientemente awkward cómo para no tocarlo. Basta con meter a más de 5 mujeres, siendo una de ellas más experimentada de lo que Alessandra Rampolla sugiere y recomienda, para que nos culturice a todas con todo lo que ese arte implica. Y es que, no nos acercamos ni al 1% de la cantidad de veces que un grupo de hombres podría tocar el tema, pero, cuando lo hacemos, le metemos su debida atención y concentración. Y es que, ¿qué más íbamos a aprender siendo básicamente brought up por alguien cómo Sonia Rey? ¡Ayayayay pues!
Por ahora me despido deseándote que no busques multiplicarte cómo conejo, y que le hagas caso a ese librito que te repartieron las psicólogas en 5to de primaria, cuando no pensaron que tus papás se iban a ir de viaje justo este fin, mamasita linda de mi vida. Porque seguro que tú si aprendiste de todas esas partes que yo cambiaba de Rebelde Way, ay m'hija!
Con el cariño de siempre
Tu M
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