Para los que fueron, los que la vivieron, los que no pudieron, y los que con él, se despidieron.
Tus abuelos fueron porque no saben cuando va a ser la siguiente vez que tengan la oportunidad de ver a un ídolo de la música. Ellos eran los que les prohibieron a tus papás que bailaran al compás de esa música estridente, algo así cómo lo que le pasó a Baby. Hoy en día, ellos son los que lo tenían en su Bucket List. Let’s face it, life's short, y creo que después de esto, varios podemos morir tranquilos.
Tu mamá y tu papá fueron porque probablemente fue entre Blackbird y Silly Love Songs, en una de esas fiestas del Casino, que, siguiendo la política del ‘no tomo, no fumo, pero sí bailo pegado,’ se confesaron su amor a la luz de la luna del balneario hermoso. Esas fiestas que, al ritmo del cuarteto de Liverpool, “empezaban a las 8, no cómo ahora, mi amor...” y a las doce campanadas, cual Cenicientas, mandaban a todos y todas, calabaza calabaza, cada uno para su casa. La ternura de la historia de Desmond and Molly Jones, desataron las ganas de querer formar una familia, y, fue dentro de las líneas de ‘I wanna hold your hand,’ para los principiantes, y de ‘Something in the way she moves,’ para los más experimentados, que te concibieron, mamita. Sí, yo no creo en la cigueña pero sí creo en The Beatles, y déjame decirte que I sincerely hope de que no hayas sido un ‘yesterday, all my troubles seemed so far away,' considerando que podrían haber estado under the influence of Lucy, my dear Prudence, cause that would explain a lot, por no decir otra cosa. Perdónenme papás, pero las cartas en la mesa.
Tú vas por que en ese viaje a Tarma, a tus inocentes 7 años, tu papá se hartó de que sigas escuchando al dinosaurio que solo vive en nuestra mente, y en su hoyo, y el pasto verde que gira alreeedor, y el pasto que gira alrededor. Decidió culturisarte de una buena vez, antes de que cayeras en las garras de Floricienta y de los ojos del irresistible Benjamín Rojas, inspiración principal de 65 claves de Facebook, y te alejaras por y para siempre, de la posibilidad de escuchar buena música. Aprendiste un poco de francés, queriendo poner a tu hija Michelle, porque claro, con esos tunes de fondo, suena más bonito de lo que el nombre ya es. Ingenuamente, tus papás pensaron que there was no such thing as a ‘Beatle-gene’ en los pares de chromosomas y pensaron que te ibas a quedar coreografeando Yellow Submarine, tal cómo te lo había enseñado la Miss France, dejándote las palmas de las manos rojas del sufrimiento. Se sorprendieron cuando fuiste tú, después de un afanoso trip a Best Buy, quién les enseñaste que existía un musical donde, el inmortalmente tierno de Jim Sturgess era mucho más que un fiddler on the roof, porque, there’s nothing he can’t do that can be done.
Probablemente también se hayan sorprendido, cuando, en esa reunión familiar que terminó en algarabía karaoke, se dieron cuenta de que cuando te emocionabas, la vocecita de su niñita era capaz de romper las lunas. Y eso que no te escucharon cuando le pedías a tu prima que te extrañe, si es que alguna vez existiría la posibilidad de que ya no vivieran en la misma ciudad. Elegiste ‘Here comes the sun’ cómo la canción de entrada del comienzo de the rest of your life, and when you choose the right person, así como hiciste tú, you want the rest of your life to start right away. También, estuvieron a punto de descubrirte cuando decidiste tirarte la pera, para, no sólo llevarte su carro finísimo y dejárselo a un pelucón turbio con cero cara de ‘fidelidad Los Portales’, sino para ponerte a bailar twist and shout en la calle de abajo de su oficina. Ya no finjas estar enfermo pues.
Estos son simples y meros ejemplos de la influencia de la genialidad de dos personas, y del talento de cuatro, en películas, libros, experiencias y vidas. Y para los que captaron todas las referencias, you deserve a Shinning Star. 47 mil personas, mínimo, estarían de acuerdo en que nadie se ha calculado la trascendencia del momento en el que, en el baño de un conciertucho de pueblo inglés, se conocieron, ese niño bien peinadito y ese rebelde con causa; rebelde que se acababa de reconciliar con su mamá, y con la música for that matter. Ese mismo niño bien peinadito que cruzó las barreras del idioma, para ponernos a todos en la misma frecuencia. Ciento Paul Punto Siete. Prueba de más de que la combinación de la ‘n’ y la ‘a’, under the correct feelin’, puede unir hasta al país más desunido del mundo -QUÉ PRESIDENTES REGIONALES NI QUE CAMPAÑAS DE DESCENTRALIZACIÓN, PAPITO- Ese mismo niño que ayer, con un saco igual de increíble y unos tirantes igual de impactantes, gobernó el escenario con más clase de la que tuvo el Rey de España cuando mandó a callar al Rey del Petróleo. Porque, el Big Bang no le llega ni a los talones al fenómeno musical que nos tiene a nosotros, 40 años más tarde, cantando canciones compuestas por personas que nacieron a 7913749 kilómetros de Lima, hablando otro idioma del que nosotros hablamos, y habiendo, dos de ellos, muerto antes de que tú hayas aparecido en la ecografía; seres que demostraron ser más influyentes que Gandhi, Jesús, y la campaña publicitaria de Obama.
Fuera de bromas, cuando busques ‘trascendental’ en el diccionario de la RAE, te debería salir: The Beatles, y si haces click en ‘further reference,’ te debería salir Paul McCartney and John Lennon, o simplemente cómo lo llamó él, mi amigo John. Más nada.
Y ahora sí me despido without more further ado.
Tu, un 75% más completa,
Mamama.
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