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martes, 3 de mayo de 2011

Personality, a matter of Pure Physics.

No se necesitan larga-vistas de concierto en el que te sientes estafado para darse cuenta de que los habitantes de mi ciudad favorita se encuentran en una contínua búsqueda de la felicidad. Y no, no te estoy hablando de la película esa de Will Smith, durante la cual, la necesidad de tener Kleenex al costado took on a whole new meaning. Te estoy hablando de las metas que todos tenemos, y de las quotes que tantas leemos, y recolectamos for that matter, (yo misma me admito poseerdora del archivo de Word y de la carpeta "Bumpers."  Y si tengo que morir en la hoguera por culpable, then gilty is what I plee) y de todo ese crap que nos mete Hollywood y Nicholas Sparks for that matter, en la cabeza.

Personas se preguntan cómo hacen algunas otras, especiales y trascendentales personalidades, para sobrevivir en esta sociedad de monos y monadas. O de cuyes y cuyadas, porque déjame decirte mamita que, aunque el cuy se vista de seda, cuy se queda. Y es en este intercambio de trastornos psicológicos que rigen nuestro día a a día, donde surge la clase dominante de todas la personalidades del mundo de hoy. Algo así cómo una aristocracia psicológica que nos deja a todos perplejos con su capacidad de mindfuck some of our events, and blend in perfectly en others. Estos son, en simples y sencillas palabras: los atorrantes.

Cada grupo tiene uno, y a veces dos. Pero no más.  Porque después arde Troya. A simple vista, un atorrante podría ser calificado cómo una persona que se cree superior a los demás. Yo en cambio, los llamo, ‘los Einsteins de la sociedad.’ Porque ellos, como ningunos otros, han dominado la teoría de la relatividad, con excelencia. Ellos simplemente se cagan, y, el “ego” del cual todo el mundo habla cómo si tuviera un Ph.D, es simplemente, un label para ponerles por los otros inseguros que todavía no encuentran su espacio en este bendito rompecabezas que es nuestra elitista vida. Los que no saben quienes son, pero creen saberlo. 

Kenneth Cole y el equipo de gurús que le hacen sus campañas publicitarias, escribieron: ‘Identity theft is on the rise. Is yours worth stealing?” Tell me baby, is yours worth stealing? Algunos vivimos estresados cual semana de parciales en la Pacifique, engañándonos a nosotros mismos de que si nos ponemos tal o cual pantalón, somos diferentes al resto. Lo que ninguno sabe es que, cada marca tiene su target audience. Y tú no te escapas del anzuelo de ninguna. Entonces no creas que eres la única que le da trabajo a los cajeros, barrenderos, reponedores y los que atienden en Mood, Urban Outfitters o American Apparel. Igual a ti, hay 560. Entonces deja de defenderte y entiende, que, si sigues mi fórmula tendrás mucho más éxito que el que has ido teniendo hasta ahorita, porque so far, eres tan original cómo un fruit-loop en un bowl de cereal. Con todos esos otros fruit-loops alrededor.

E=MC 2
 
Ego=Me Cago 2

Y le meto el cuadrado porque, partiendo de lo que dice Einstein, tú pudiste cagarte en la gente una vez, pero si ya te cagas dos veces, o tomaste Ciruelax la noche anterior, or you just joined the dark side. No mentira, dark side my ass, you just joined the safe, sane, complete side. ‘Los Einstein’s de la sociedad’ no se preocupan por cómo quiere el resto que se vistan, por cómo hablan, que dicen y que photo o post likean desde su profile. No viven pensando en con quiénes tienen que hang-out para sentirse cooler than you. They are just cooler than you, simply for not trying. Ese mito urbano del 'practice makes perfect' le quitó toda espontaneidad a cualquier cosita que querramos hacer con nuestra vida. Einstein jaló mate en el colegio, do you think then, that he achieved perfection, practising?

Y saben que es lo más gracioso. Que los Einsteins de la sociedad no existen. Porque todos, aunque querramos y nos esforcemos cual rulosa en su tercera pasada de plancha, siempre vivimos pensando en los demás. Por eso, I introduce la más sabía de todas mis teorías y les prometo decirles,  así cómo los mini-Einsteins de juguete en ‘Una Noche en el Museo 2,’ el final del número Pi, si es que logran ejercerla. Y es que amigos, la personalidad, igual que la belleza y el sex-appeal, es algo completamente relativo. Exactamente cómo decía Einstein sobre lo que sea que estaba hablando en ese momento.

E=MC 2

Ego = Me Cago 2



Y yo tambien me cago, al cuadrado.
 Xoxo
M

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